Quisiera ser
esa huella que se deshace
entre la arena y el mar
renacer a cada pisada
y recordar aquel que fuiste
tras una cortina de terciopelo de aguas
Cae una lluvia delicadísima
el sirimiri eterno
En la vieja villa el cartel de la librería - papelería regentada por Abraham Rosenthal se veía reluciente junto a una banda negra y dorada...
Bello sirimiri calando hondo.
AntwortenLöschenBesos.
Qué hermoso poema, Inma. El sirimiri, para mí es una delicia, sobre todo, ahora cuando empiece el otoño.
AntwortenLöschenBesicos muchos.
Que hermoso sentir. Saludos.
AntwortenLöschenGracias!
AntwortenLöschenbesos
Me ha gustado mucho este poema, enhorabuena.
AntwortenLöschenGracias, Jorge
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